Puede parecer que el momento del picoteo es el más difícil para un vegano pues casi todos los productos diseñados para darnos un capricho entre horas tienen componentes de origen animal (si es que no son directamente una parte del animal).
No obstante esto dista mucho de ser verdad, de nuevo, pues hasta no hace mucho gran parte de este picoteo estaba compuesto por alimentos 100 % veganos, hasta que el imperio de los productos empaquetados y con aditivos nos dominó casi por completo y olvidamos nuestros orígenes, más saludables.
Entiendo que los tiempos (y nuestros gustos con ellos) han cambiado y que, por otro lado, este es un blog en el que se defiende la alimentación vegana y nuestros antepasados muchas veces se quitaban la gusa con embutidos o queso, pero comer entre horas no tiene por qué ser un problema e incluso no solo comer sino darse caprichos.
Este nunca ha pretendido ser un blog de comida sana o de dieta y nunca lo será; si es eso lo que buscáis por aquí, sintiéndolo mucho, tengo que deciros que os habéis equivocado de sitio; este es un blog en el que se respetan los derechos de los animales y destinado a gente a la que le guste comer sin privaciones. Así que sí, por aquí nos damos caprichos entre horas, tantos como nos apetece.
¿Por qué no unas patatas fritas "de churrería"? Cada vez en más sitios pueden comprarse estas patatas artesanales y, si no, en los supermercados venden patatas de este estilo, no tan ricas pero sí aceptables y veganas. Los frutos secos y las pipas también son una opción que encima alimenta.
Los cócteles de frutos secos son carísimos, pero puedes comprarlos al peso y hacer tu propia mezcla, adaptada a tu gusto.
Si te lo quieres trabajar un poco más, tú mismo puedes caramelizar los frutos secos o recubrirlos de chocolate. No es nada difícil aunque, claro está, requiere un pequeño esfuerzo.
¡O tostarlos y añadirles un poco de sal gorda!
Los encurtidos siempre han estado ahí: aceitunas, alcaparras, berenjenas, pepinillos... Ideales para un aperitivo o para cualquier otro momento del día.
Para mí un aperitivo ideal consiste en unas patatas fritas, unos encurtidos y unos colines acompañados de vermut. Simplemente porque te entra un poquito de hambre antes de comer o porque recibes visitas en casa y quieres ofrecer algo de picoteo mientras terminas la comida.
Una opción totalmente opuesta, ideal para todo el año pero especialmente recomendable cuando hace calor, es la fruta. En España tenemos la costumbre de tomarla como postre, cada vez menos, por cierto, pero la fruta puede ser en sí misma una comida, saludable y deliciosa. El problema es que muchas veces estamos tan acostumbrados a la generalmente horrible fruta de supermercado que nos hemos olvidado de la delicia de fruta que tienen en algunas fruterías.
Con la fruta pueden prepararse deliciosos postres, ensaladas, cócteles... pero ¿por qué no tomarla sin más?
Hay que acostumbrarse a tomar fruta todos los días y a comprarla, al menos, una vez por semana, sobre todo si eres vegano.
Un capricho al que no hay por qué decir adiós es el helado. Lo sé, sé que los helados cremosos tienen, se supone, como base tanto leche como huevo, pero eso no tiene que ser así necesariamente.
Yo nunca os mentiría, nunca seré como otros que defienden las maravillas de ciertos sustitutivos de alimentos no veganos como si fueran la gran panacea y además soy una gran comedora, adoro los dulces, el helado y desde luego los productores de chocolate deberían ponerme un monumento. Y este helado 100 % vegano está delicioso. Yo no soy capaz de notar la diferencia porque sabe a lo que tiene que saber, a chocolate, intenso, cremoso, exquisito...
El medio litro de helado comprado en una encotienda de Madrid no ha llegado a los 7 €, tanto como el medio litro de helado de la marca más famosa que se vende y que no es vegana.
El único fallo que tiene es que se acaba enseguida.
Y por fin mi parte preferida: los caramelos.
Una de las primeras cosas que un vegetariano debe hacer es decir adiós a las "chuches" porque además de contener azúcar procesada y gelatina extraída del pescado llevan, con toda probabilidad, el muchas veces ignorado E120, obtenido de la pobre cochinilla (por cierto, mucho cuidado con el pintalabios que compréis porque probablemente también hayan usado a este inofensivo animalito para fabricarlo).
Y luego están esos aceptables pero aburridos caramelos que venden en las ecotiendas. No me malinterpretéis, están buenos de veras pero yo jamás me atrevería a denominarlos "chuches"; las chuches son variadas, coloridas, divertidas... y yo no quiero decirles adiós. Por eso compro en Oomuombo.
Oomuombo es una cadena de tiendas de chuches como se supone que deben ser (la tienda y las chuches).
También venden caramelos que no son veganos, pero todos y cada uno de ellos van marcados con indicadores de tal modo que podrás saber fácilmente si puedes o no comprarlos (lo mismo si eres celíaco). Por otro lado, el personal es amabilísimo, muy educado y te atenderán en tus necesidades con sumo mimo. Es una tienda donde buscan alcanzar claramente un perfil alto y eso se agradece.
Todos los caramelos que veis en las fotografías con aptos para veganos y espero que nos duren más de un fin de semana, pero ya veremos...
Evidentemente, estos caramelos son más caros que los que puedes comprar en cualquier tienda de barrio, pero la diferencia es significativa. No solo podemos comerlos los veganos sino que su sabor es más intenso y no resulta artificial y tienen mejor textura.
En la ficha de cada caramelo puedes leer todos y cada uno de los ingredientes que lo componen, incluidos aditivos, lo que yo jamás he visto en una tienda de barrio. ¿Y vosotros?
En conclusión: el vegano que no picotea y no se da caprichitos es porque no quiere porque ahí están, solo hay que salir a buscarlos.
Y solo os he dado algunos ejemplos, todavía se puede hacer mucho más: paté de vegetales o setas (caseros o comprados), tostas, horchata, palomitas (no de las de microondas sino de las que se compran al peso)...
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