VEGANO Y DELICIOSO: EL ESCÁNDALO ENTRE SOJASUN, SAMANTHA VALLEJO

Desde hace 48 horas entre los círculos de vegetarianos, por un lado, y defensores de la tauromaquia, por otro, no se habla de otra cosa, lo que me hace pensar que, de algún modo, ambos grupos estamos unidos irremediablemente y, además, tanto unos como otros, nos hemos puesto de acuerdo en que no vamos a consumir más productos de la marca Sojasun, la gran perjudicada de toda esta historia, junto con Samantha Vallejo - Nájera.

LOS HECHOS

Antes de ayer la chef Samantha Vallejo - Nájera colgó en las redes sociales una foto de ella con sus hijos pasando la tarde en la plaza de toros de Segovia (no voy a volver a mencionar a sus hijos porque son menores a los que hay que dejar al margen y con los que no hay que meterse).

Samantha (espero que no le importe que la tutee pero tiene un nombre inmenso), además, es imagen de entre otras, la marca Sojasun, que tiene entre sus clientes a casi todos los vegetarianos del país. Ella representa a otras marcas, como por ejemplo, Floret, pero Sojasun es una marca muy muy de vegetarianos (insisto, todos la conocemos, todos la usamos), lo que, evidentemente, ha levantado ampollas.

En las redes sociales, por supuesto, se ha liado enormemente e incluso la prensa se ha hecho eco de lo ocurrido. Samantha, como no podía ser de otro modo, ha publicado una disculpa y la marca Sojasun un comunicado muy tibio, que no ha aplacado ningún ánimo, y el #boicotasojasun está ya organizado.

Es verdad que ella cocina carne, que en su programa (Masterchef), que me agrada (la verdad), se ríen de los vegetarianos y que además se le ha visto lucir pieles sin ningún prejuicio, pero que aparezca en una plaza de toros con niños cuando es la imagen de una marca consumida por todos los vegetarianos del país ha sido un error de cálculo inmenso.

Desde ayer no hago más que leer toda clase de oponiones, algunas muy interesantes, pero la mayoría repletas de sandeces.

SAMANTHA

Samantha se ha disculpado publicamente por colgar la fotografía; los vegetarianos, como parte ofendida, por supuesto que no las han aceptado. Pero es que pidiendo disculpas la pobre Samantha se ha enemistado con una gran cantidad de taurinos, que no entienden por qué se disculpa cuando, según su visión, ella está disfrutando de una tradición cultural muy arraigada en España. Para un taurino Samantha no ha hecho nada malo colgando la foto y sí disculpándose "por nada".

Lo cierto es que la disculpas de Samantha tenían que llegar y no porque lo sienta o lo deje de sentir; es evidente que le gustan los toros y que desea compratir ese gusto con su familia. Se tiene que disculpar porque la han pillado, porque ha publicado la fotografía siendo imagen de una marca consumida por vegetarianos. Es una disculpa comercial.

No creo que trabaje para Sojasun gratis, la marca le paga y esta no es una cuestión de emociones o de gustos, es una cuestión de dinero. Samantha perjudica con la publicación de la foto a aquella marca que le paga. Pero me pregunto ¿es Samantha responsable o lo es Sojasun? Porque ella nunca ha ocultado sus preferencias. Sojasun erró el cálculo.

Eso pasa cuando las marcas y los personajes solo piensan en los beneficios en lugar de en la coherencia; como cuando Penélope Cruz fue imágen de Loreal a pesar de declararse seguidora de PETA (o una cosa o la otra, pero no las dos).

SOJASUN

Sojasun la ha cagado. Mucho.

Es cierto que no todos sus clientes son vegetarianos, pero todos los vegetarianos sí son sus clientes y nosotros, los vegetarianos, aunque somos pocos, actuamos, aún sin conocernos entre nosotros, como un grupo compacto y bien organizado.

En realidad da igual si el dueño de Sojasun, sea quien sea, es un amante de la "Fiesta Nacional", si financia a grupos paramilitares o si come bebés foca para desayunar: esto es un negocio. Deberían estudiar mucho más sus estrategias comerciales porque esta clase de situaciones pone a la marca en el punto de mira (el malo, el que perjudica a tus ventas).

Y encima muchos taurinos van a boicortearles también, aunque eso supone una gota en el océano de su bolsa de clientes.

Como lo hecho hecho está lo que ha pasado ya no puede solucionarse. A mí me siguen gustando los productos de Sojasun (sobre todo la nata y los yogures) y, aunque evidentemente, dejo de consumirlos de manera indefinida, estoy dispuesta a perdonales si se deshacen de Samantha, de ahora en adelante, cuidan escrupulosamente a quien contratan como imagen (un vegetariano estaría genial) y adoptan una imagen más acorde con sus clientes (de ahora en adelante se les vigilará con lupa). Si además hicieran alguna donación a alguna asociación protectora de animales ya se saldrían.

LOS TAURINOS

Partiendo de la base de que los taurinos que participan en este clase de escándalos son solo un sector de su población (lamentablemente los más tontos), hay una cosa que no quieren entender y es esta (básica, sencilla, directa):

Para un vegano una persona y cualquier otro animal tienen el mismo derecho a la vida, a la integridad física y moral y a la dignidad. La misma (no parecida sino igual). ¿Hasta aquí comprendido? Puede ser que el taurino no esté de acuerdo con esto y yo lo respeto (no lo comparto pero lo respeto), pero hay que partir de algún lado para entender la situación.

No se trata de que nos gusten los animalitos o que les demos besitos en la boca a nuestros perritos o que la falta de carne nos haga idiotas; cualquier animal (incluido el ser humano).

Si cualquier animal tiene el mismo derecho a la vida, a la integridad física y moral y a la dignidad entonces cualquier daño que se le ocasione, para nosotros, veganos, es equiparable al daño que se le pueda ocasionar a un ser humano (porque sus derechos son idénticos). ¿Cómo vamos? ¿Se entiende?

Mismos derechos = mismo daño

Por tanto nosotros no podemos tolerar, por mucha tolerancia que se nos pida, ni las corridas de toros, ni la experimentación animal para fines estéticos, ni el ahorcamiento de galgos, ni el uso de pieles de animales que no se comen... (no entro en los animales para comida, en experimentación para fines médicos, en el uso de pieles de animales de granja, etc. pues son temas más complejos; como vagana estoy en contra pero no puedo defenderlo de manera tan simple).

Para mí, vegana (mismos derecho = mismo daño) ver una corrida de toros es tan horrible como presenciar que un hombre maltrate a su mujer.

No hay ninguna tradición que me permita encontrarle justificación; sino que solo siento dolor.

Insisto, puede ser que para ti los demás animales no tengan los mismos derechos, pero no me puedes pedir tolerancia hacia algo que me produce una repulsión insoportable.

Ya sé que es una tradición (también lo era que los profesores pegaran a los alumnos), que es cultura (también lo era el Circo Romano), que creeis que es la razón de ser del toro bravo (¿no podrían simplemente vivir como lo hacen los osos pardos, los lobos, las cabras montesas... las jirafas?), pero para nosotros, animalistas, es intolerable.

Es una cuestión que los taurinos repiten mucho, la de solicitar tolerancia para sus costumbres, pero tolerar esas costumbres para nosotros no es posible, por mucha democracia que haya.

Las corridas de toros son, de momento, un hecho y aunque me duele que pase tampoco me desespera porque sé que es una tradición abocada a la desaparición inexorablemente. Es solo cuestión de tiempo. Los tiempos cambian, sencillamente.

Por otro lado, he visto muchos mensajes que animan a que los padres compartan "la tradición" con sus hijos para que no muera y yo les digo "la vida no puede pararse". Da igual que inculquéis a vuestros hijos el amor por la tauromaquia porque ellos tomarán sus propias decisiones y los tiempos dicen que las corridas de toros van a desaparecer.

Mis padres eran taurinos. Mi padre iba mucho a Las Ventas y mi madre era 100% de Joselito. A mis hermanos y a mí nos llevaron a muchas corridas de toros, pero muchas muchas (por eso tengo tan claro que no me gustan), sí, yo he estado en Las Ventas de niña, y os aseguro que si soy antitaurina no es por oponerme a mis padres o porque les odie en secreto, me llevaba muy bien con ellos y nos queríamos mucho, pero tomé mi propio camino y, cuando adquirí conciencia de lo que estaba viendo ellos supieron que yo no aprobaba la tauromaquia.

LOS ANIMALISTAS

Los animalistas son, en gran medida, unos pesados y lo digo con conocimieno de causa. He conocido a bastantes y le hacen mucho daño al propio movimiento que abanderan.

Obviando a los que se dedican a faltar al respeto o a amenazar, lo que es intolerable y perjudica enormemente a la defensa de los animales, me he encontrado a gente tremendamente desorganizada, falta de ideas prácticas (sí muchas propuestas salidas de las emociones más que de la razón, que no llevan a ninguna parte y que no les permite ver más allá de sus narices) y, muchas veces, con serios problemas emocionales.

Siempre me ha sorprendido la gran cantidad de personas metidas en estos movimientos que yo catalogaría sin dudar de inestables emocionales (supongo que de ahí viene precisamente, si nos vamos al extremo total, el síndrome de Noé); gente que trata de llenar sus carencias afectivas y de autoestima con animales (pobrecitos míos, qué indefensos están) y que son incapaces de resolver problemas básicos, perdiéndose por las ramas de su propia razón a golpe de impulso.

Sé que esto no va a generar simpatías en mi favor, pero eso no lo hará menos cierto. Podríais criticarme por decirlo y yo podría disculparme, resultando por tanto tan hipócrita como Samantha, pero eso no hará que todos los animalistas inestables de repente encuentren el camino.

Así que nos lo ahorramos ¿vale? Pido de antemano disculpas por decir la verdad, estoy muy arrepentida, bla, bla, bla...

Aún así no quiero dejar de decir que entre los animalistas también hay gran cantidad de personas que se sacrifican muchísimo y que, con impresionante responsabilidad, dedican su vida entera a la protección de los animales. Y no hablo solo de los grandes, como ANAA, Igualdad Animal, PACMA, etc. sino también de esas personas anónimas, como mi amiga Mari Tere, que dedican todo su tiempo libre y gran parte de sus recursos económicos a ayudar a los "sin voz". Sin ellos este país sería insoportable para los animales y yo no me habría encontrado con mis compañeros.

Sin embargo, con nuestras diferencias, hay una cosa que los animalistas deberíamos entender desde ya y es que somos un grupo de presión, somos muy pocos, pero tenemos un objetivo común muy claro, bien definido, compartido por todos y además tenemos una capacidad de movilización que pocos grupos tan pequeños como el nuestro tienen. Eso nos hace tremendamente poderosos.

Podemos exigirle a Sojasun o a cualquiera de "nuestras marcas" lo que nos de la gana; de nuevo insisto, esto es una cuestión de dinero. Y cuando PACMA tenga representación parlamentaria podrá negociar a "gran nivel", conceder su voto a cambio de concesiones.

¿Cuándo dejará de existir el Toro de la Vega? Cuando no solo no dé dinero sino que haga que se pierda. ¿Cómo haremos que Sojasun se deshaga de Samantha? Boicoteándoles.

Porque nuestro objetivo es vital para nosotros, es algo a lo que no podemos renunciar, aunque no nos entendamos entre nosotros... eso es lo que tenemos los animalistas y es que dentro de nuestras innumerables diferencias (jóvenes, viejos, de derechas, de centro, de izquierdas, obreros, burgueses, aristócratas...) respetamos al resto de animales, a los que no tienen voz, por encima de todo.

Somos un grupo de presión y, por tanto, lo que tenemos que hacer es presionar.

Somos una minoría, pero contamos con una mayoría que no se nos opone (la mayor parte de la población) y nos movemos con gran decisión en la misma dirección: el reconocimiento de los derechos fundamentales de los animales. Vida, integridad física y moral y dignidad.

El partido PACMA ha experimentado desde su fundación en 2003 un incremento en porcentaje de votos espectacular y en un par de legislaturas más estoy convencida de que obtendrán representación y entonces nuestro pequeño grupo de presión estará dentro del sistema. ¡Eso es magnífico!

VOTOS OBTENIDOS POR PACMA

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