Hay una escena con la que me encuentro frecuentemente cuando paseo con Cleo, mi perra, y que me hace poner irremediablemente la peor cara de asco de la que soy capaz: esa persona que va paseando con su perro (normalmente pequeño) y, en cuanto me ve con Cleo, arrastra al animalito hacia ella y se aleja de mí como si yo tuviera todos los síntomas de la peste negra. El nivel puede subir un grado cuando la persona no solo arrastra a su perro sino que lo coge en brazos y comienza a andar deprisa, sin querer correr pero corriendo (ahora mismo me viene a la mente una chica de mi barrio que tiene un Crestado Chino, que es una gili total).
Tengo que decir que mi perra es inofensiva para otros perros (salvo que se metan conmigo o con su mejor amiga, Nana), sobre todo para los pequeños, a los que ni siquiera considera interesantes (no les dedica el típico saludo de mover el rabo y olerles el culo).
Y yo me pregunto ¿por qué la gente a la que no le gustan los perros tiene perro? Si los perros te dan miedo o te disgustan no deberías tener uno.
Hay un pesado que baja al parque junto a mi casa que tiene una bulldog francesa y, cuando me ve con Cleo, desde la otra punta del parque, comienza a gritarme "ata a tu perro" y huye como si en lugar de llevar una mestiza de collie yo estuviera paseando a una hiena (lo que, por otro lado, sería divertidísimo). Al principio le contestaba que no tenía por qué atar a mi perra dentro del horario permitido en Madrid para pasear a los perros sueltos, pero en seguida me di cuenta de que es una persona con la que es imposible dialogar o incluso discutir así que ahora sencillamente le ignoro y si algún día viniera a hablar conmigo mi plan es hacerme pasar por extranjera e inventarme un idioma extraño.
Tengo un amigo, que es de verdad un encanto, al que, durante una época, le dio por decir que quería tener un perro y yo siempre trataba de quitárselo de la cabeza con el sencillo argumento de "si te dan miedo los perros cómo vas a tener uno" (mis dos perros siempre le han tenido una manía enorme precisamente por este motivo y juro haberle visto subido a una silla de plástico, poco estable, de cunclillas, haciendo verdaderos equilibrios, para evitar a mi perro), a lo que él siempre respondía "mi perro no me daría miedo". Error. No sería la primera persona que conozco que tiene miedo a su propio perro, lo que es peligrosísimo y además suele acabar con el perro sacrificado, pero además al perro hay que sacarlo a la calle y ahí se te van a acercar otros perros, la mayoría con buenas intenciones, pero no todos. ¿Qué pasa si tu perro se pelea? Afortunadamente le convencí.
No querría ver a mi amigo en la humillante situación de encontrarse con otro perro y arrastrar al suyo hacia sí, tal vez cogerlo en brazos y salir corriendo, para que otro humano, quizás uno tan deslenguado como yo, le mirara con cara de asco. Él no se merece eso, es demasiado bueno.
Esta es una situación que de verdad se da muchísimo; es incluso más frecuente que la de la persona que siente animadversión por los perros y te grita. Y el que siempre sale perdiendo es el mismo, el perro; ese probre perro que no puede relacionarse con otros perros, hacer cosas de perros, oler culos, chupar porquerías, correr, jugar... que se ve arrastrado por la correa como si fuera un saco, que es llevado en brazos, con lo poco que les gusta eso a los perros (hasta que se acostumbran y piensan que la vida es así). Un perro tiene que poder oler culos de perro y relacionarse con congéneres, que son los que le explican lo que está bien y lo que está mal, debe correr, mojarse las patas, mancharse de barro, hacer la croqueta, enterrar cosas, morder palos y, a veces, pelearse. Sí, los perros, como los niños, se pelean y, mientras que la cosa no vaya a mayores, ni tenemos que intervenir ni ponernos histéticos porque lo normal es que lo que a nosotros no parece una pelea en realidad sea un perro explicándole a otro qué le gusta y qué no.
Además estas personas suelen ser las que sacan al perro al lado de casa y no le dejan explayarse como perro (tres paseos de 10 minutos cada uno, como mucho). ¿Por qué, de verdad, por qué tienen perro?
A veces el perrito me da tanta pena que no puedo resistirme y, cuando el humano le arrastra o le coge, le digo "¿pero qué haces?" y, es una constante, siempre responden "es que una vez le mordieron". Primero: mentira. Segundo: mentira cochina. Los perros a veces se muerden, de esas veces en ocasiones se hacen heridas y muy rara vez se ocasionan un daño grave así que esos mordiscos de los que hablan no me los creo (no todos). Sin embargo sí me creo que un perro inadecuadamente socializado provoque una pelea y, si lo hace con un perro más grande, puede ser que acabe llevándose un susto pero, ojo, un revolcón no es un mordisco.
¿Por qué los perros pequeños tienen fama de tener tan mal carácter? Porque muchas veces sus humanos se lo provocan y acaban convirtiéndolos en perros insoportables. Y cuando te quejas del mal carácter del perro (porque se tiran a morder) el humano el 90% de las veces siempre responde lo mismo, "si no hace nada". ¿Perdona? Los perros pequeños tienen los mismos dientes que los grandes y también hacen daño (a Cleo le han mordido y como son pequeños parece que te tienes que aguantar, como si mi perra no sintiera dolor por ser grande).
Soy una amante de los animales; ¡por dios! he dejado de comer carne por ellos. Pero si un perro ataca a mi perra (con atacar no me refiero a una riña normal sino a un arremetida con mordiscos) me cago en su p*** madre (así están las cosas); y si un perro ataca con saña a mi perra más de una vez sin que el humano intervenga para solucionarlo, haciendo uso de mi encanto, convierto a este humano en un proscrito y promuevo que todo el mundo le señale con el dedo como persona no apta para la convivencia perruna. Insisto, así están las cosas.
Por eso es mucho mejor que si no te gustan los perros no tengas uno.
Ten un Tamagotchi.
Por el contrario, si te gustan los perros y estás dispuesto a esforzarte un poco, es una maravilla; maravilloso jugar con él a perseguiros, pasear con él por el campo (o por la ciudad), subir a lugares a los que no llega normalmente la gente y contemplar el horizonte, sentarte en un acantilado y dejar que la brisa del mar os de en la cara (mejor con lluvia), con tu perro a tu lado, que te mire a los ojos... es una pasada; no existe una comunión igual, ni con familia, ni con amigos. Pero para eso tienen que gustarte los perros, es imprescindible.
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