Soy del grupo de
personas a las que les toca comer en el trabajo y, la verdad, en mi caso
concreto me considero una afortunada porque no tengo una jornada partida con
dos horas inútiles en medio sino que puedo comer rápido, seguir trabajando, salir antes
y poder vivir la vida, que es lo que toca. Sin embargo me encuentro con el
inconveniente de que no me gusta comer de menú (además de que a la larga es
carísimo).
Evidentemente hay
restaurantes que me encantan, en algunos de los cuales me dan comida que yo
jamás sabría preparar en casa, y hay algunos de menú que son una auténtica
maravilla, pero acabo cansándome y necesito mi comida casera para encontrarme
bien, por lo que estoy bastante segura de que si ganara 20.000 € al mes seguiría
usando mi fiambrera. Así que todos los días en casa mientras preparamos la cena
para el día hacemos la comida para el día siguiente.