Hasta hace poco casi nadie sabia qué era el ajo negro y ahora es el alimento más in.
Este mismo fin de semana me he sorprendido al verlo en una de las fruterías en las que suelo comprar y la cabeza costaba la friolera de 5 € de modo que he pasado. Sin embargo, el azar (y mi buen gusto para elegir compañía) me llevó a probarlo ayer mismo de la mano de mi amiga Angeli, que tuvo la amabilidad de, entre otras cosas, regalarme una cabeza entera. Tenemos unos amigos fantásticos.
Soy amante del ajo, pero debo confesar que, a pesar de las maravillas que había escuchado acerca de este alimento, tenía cierta inquietud, motivada sin lugar a dudas por su color (para algunas cosas sigo siendo como una niña). Sin embargo debo decir que está tan exquisito como la gente dice.
Sabe ligeramente a ajo, pero de manera muy suave, su gusto es dulzón y se deshace en la boca.
Lo he probado tanto solo, tal cual, como untado en un poco de pan tostado con una gota de buen aceite de oliva virgen extra y ambas modalidades son deliciosas. Es un capricho que merece la pena darse.
¡Muchas gracias, Angeli!
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